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Por Ignacio Ricardo Bottarini

SUSANA RUIZ: CÓMO EMPRENDER A CINCO MIL KILÓMETROS DE DISTANCIA

Susana Ruiz vino a la Argentina en búsqueda de un cambio pero con un objetivo bajo el brazo. Luego de asentarse en la ciudad de Buenos Aires, reabrió SU Creativo, el local que ella tenía en Venezuela.

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El sueño de Susana es desde un principio poder adaptar su emprendimiento a la cultura Argentina y poder construir país acá

(Fuente: Susana Ruiz).

Entrevistador: ¿Hace cuánto estás acá?
Susana Ruiz: En Argentina hace un año.
E: ¿Cuándo viniste ya conocías a alguien acá?
SR: Tengo una amiga con quien comparto el departamento, pero no tengo familia aquí. Yo llegué con ganas de emprender aquí.
E: ¿Cuál fue tu primer trabajo?
SR: Trabajé en ADS, una empresa de comercio exterior. Yo estudié Comercio Exterior en Venezuela pero el emprendimiento de SU Creativo lo empecé desde Venezuela. Se creó una base de datos de clientes que nos compraban desde Venezuela y de los que nos compraban desde Argentina. Hoy esos son los clientes con los que trabajo aquí. Eso se había planificado hace dos años.
E: ¿El emprendimiento surgió cuando estabas estudiando?
SR: Yo estudié en la Universidad Simón Bolivar en Venezuela. A los 17, 18 años ya vendía franelas en los conciertos. Yo salía de clases y me iba a los conciertos a vender franelas. Dentro de la universidad había un estadio donde se presentaban artistas.
E: ¿Cómo viniste?
SR: Me vine en el último vuelo de Aerolíneas Argentinas que salió de Venezuela. Yo llegué y cancelaron todos los vuelos de AA. Esto fue el 29 de junio, el último vuelo que llegó a Argentina.
E: ¿Qué es lo que más extrañás?
SR: Mi familia y la playa.
E: ¿Viviste un incremento de Venezolanos este ultimo año en Buenos Aires?
SR: Sí. Siempre lo veo. Cada vez que camino veo más venezolanos. Siento que estoy en Caracas pero hay más gente.
E: ¿Es más difícil emprender siendo extranjero?
SR:
Aquí lo más difícil fue decir que necesitaba un lugar para vivir y después de que este estable, poder alquilar un local. Después fue difícil tomar la decisión de no andar con que “no puedo emprender porque soy extranjero, no tengo la nacionalidad y seguir adelante”. Hay muchas personas que conozco que vienen de Venezuela y no toman ese impulso, tienen miedo de hacerlo, y lo importante es hacerlo y ya. Si no funciona, ya, te consigues otro empleo. Lo importante es intentarlo, lo más difícil es dejar esa estabilidad.
E: ¿Llegaste con esa decisión tomada?
SR:
A mi lo que me costó fue que tenía que buscar empleo. En Venezuela hace cinco años yo alquilé mi local y renuncié a uno de mis primeros empleos. Renuncié a ese sueño de trabajar en ese lugar y dije: “¿Por qué no emprendo mi nuevo camino?”, y cree mi empresa en Venezuela, mi local. Cree una burbuja con todo mi personal, toda mi gente. SU Creativo tiene su personalidad. En Venezuela se llama Susana Ruiz Creativo. Todo empezó como que yo tenía que registrar la empresa para facturar a los clientes de la facultad. Por eso se llamó así. No pensé que iba a ser tan grande o que iba a tener tanto sueño o personalidad. Lo más difícil para mi fue tener que tomar la decisión de biscar un empleo aquí en Argentina porque lo primero que necesitaba era un ingreso fijo y recios de sueldo para alquilar un departamento y un local. Tuve que empezar de nuevo y comprender que aquí se trabaja distinto que en Venezuela. No es lo mismo un jefe en Argentina que uno en Venezuela. Hay ciertas actitudes que cambian.
E: ¿Qué diferencias notas entre un jefe argentino y uno venezolano?
SR:
Mi jefe argentino era extraordinario. Era una persona muy alegre, vendedor, me cayó muy bien. En Venezuela el único jefe que tuve era militar. A mi al inicio me daba miedo, era muy disciplinario. Esa misma disciplina la puse en SU Creativo. A las siete de la mañana yo estaba esperando mi personal. Acá todo cambia. Acá me dice: “Che, calmate, calmate”, y yo no entendía. Extrañaba mover productos de acá para allá. Ahí me di cuenta que no todo es trabajo, también tienes familia, extrañas y tienes amistades. Llegar a Argentina me ayudó a soltar un poco y darle a SU Creativo su camino y que fluyera solo.
E: ¿Cuál fue el choque cultural que más notaste?
SR:
Me encanta Argentina. Me encanta conocer otras culturas, no fue tan difícil adaptarme. Si no me adapto, esto no funciona.
E: ¿Acá las personas fueron receptivas?
SR:
Fueron receptivas. A veces cuando tenemos productos venezolanos preguntan qué son. A ustedes les da un poquito de miedo probar, son un poco cuadrados.
E: Cuando llegaste, ¿cómo fue conseguir ese primer trabajo?
SR:
La compañera con la que yo vivía me comentó que estaban buscando un vendedor en su trabajo. Hice la entrevista y quedé. Eso fue a las tres semanas de llegar acá a Argentina. Desde que estaba en Venezuela yo pensé en vender tacitas desde la distancia. Mi primer cliente me pagó en efectivo. Nosotros creamos el diseño “Mamá, desde Argentina quiero desearte un feliz día” y el mapa de Argentina. Mi objetivo era emprender. Yo compré mi pasaje un año antes de venirme y dije: “Necesito algo porque si voy allá quiero aportar algo a la economía argentina”. Se me ocurrió este emprendimiento y dije: “¿Qué es lo que se necesita en Argentina o Venezuela? Sorprender a su familia a la distancia”. Entonces se me ocurre este diseño porque me gusta este tipo de materiales. Imagínate el compromiso de hacer un encargo desde Argentina y no saber si va a llegar. Ellos confían en la empresa. Cuando yo llegué a Argentina ya tenía un cliente de confianza. En ese momento cobraba en pesos, cobraba 130 pesos la taza con su lazo y todo. Se empezó con una taza, la publicamos en todas las redes y se pagaba en efectivo. Yo tengo un amigo, Pedro, que cobró la primera taza y después le pidieron otra y después otra. Me dijo: “Susana, yo no tengo tiempo para buscar dinero”. Le escribí a Nilsen, una amiga de la infancia para que me preste su cuenta bancara para hacer transferencias. Las personas me empezaron a pedir una, dos y terminaron siendo más de 100 tazas en Venezuela. Ese fue el momento de las manifestaciones. Mi negocio está en donde fueron las manifestaciones y yo tenía que entregar las tazas. Todo mi equipon estaba trabajando con máscaras porque entraban bombas lacrimógenas y escuchábamos todo y decíamos: “Bueno chicos, hay que trabajar, vamos porque nos hicieron pedidos de 100 tazas…”. Hicimos una logística, con un formulario que todo el mundo odia porque me mandan por whatsapp o correo y yo no podía controlar toda la información. Todo eso fue hermoso, nosotros no dormíamos pero, ¿sabes lo hermoso que es que te escriban más de 100 personas? Nada más por un detallito, una tacita. Fue muy bonito. Hubo contratiempos pero bueno, aquí estamos.
E: ¿Cómo adoptaste este producto a Argentina?
SR:
Con los venezolanos, como yo ya tengo la base de datos, se le notifica a cada familiar que está en Venezuela que puede regalar a la distancia, al revés. Por eso cuando yo llegué empezó una campaña publicitaria que desde Venezuela se puede sorprender a Argentina. Después, poco a poco, mis amigos, que se ya se han ido a otro país, han sido cómplices de esto y sorprenden desde otros países, pero es más lento. Entre Venezuela y Argentina sí es más rápido. Entonces los mismos clientes que nos pidieron desde Argentina nos facilitan la información del que está allá gracias a todo el formulario. Aquellos que fueron sorprendidos, es cómo una cadena de favores, les pregunto si quieren sorprender acá en Argentina. Y ahora sorprendemos aquí, entonces mantenemos los dos clientes. 

Al cliente en Argentina le gusta su material y estamos haciendo lo mismo que en Venezuela. Ya no es una marca como tal sino que ya todo es la empresa: el material publicitario, los regalos empresariales, los chops de cerveza grabados, etc. Yo trabajaba en una agencia de publicidad y me di cuenta que a ellos les gustan las tablas de asado, los chops, las pintas, ya conozco lo que le gusta al público argentino.
E: Entonces llegaste y tu primer trabajo fue…
SR:
ADS, de comercio exterior y luego en un consultorio odontológico de una amiga venezolana. Trabajé en recepción y aprendí muchísimo también. Tuve muchos trabajos, trabajé part-time en comercio exterior y los domingos y feriados en el consultorio. A veces en las tardes también. Después solté porque ya se estaba materializando todo ese sueño que tenía en Venezuela, dónde tenía todo mi equipo, tenía que montar una empresa aquí. Empecé soltando el primer empleo, cerrando ciclos. Si no soltaba no iba a poder dedicarme de lleno a mi objetivo principal. Poco a poco fui materializándolo. Y aquí estamos, por lo menos puedo decir que mi equipo tiene un lugar a donde llegar, tanto en casa como un local.

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