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Por Constanza Barattini Dopaso

LATIN VOX MACHINE: LA SINFONÍA A UN NUEVO MUNDO

La orquesta sinfónica conformada en su mayoría por venezolanos pretende continuar con el proyecto que llevaba adelante el sistema nacional de orquestas juveniles de Venezuela. Cerca de cumplir un año desde su inicio preparan la novena sinfonía de Antonín Dvorak guiados por el maestro Jooyong Ahn. 

Son las tres de la tarde un domingo de septiembre, la orquesta sinfónica ensaya para su concierto de aniversario. El director de la orquesta Jooyong Ahn exige silencio de un silbido y Gabriel, su primer violín, lo traduce pidiendo que se corran un poco para atrás. Cerca de 120 músicos, en su mayoría venezolanos, se apretujan en un salón de la Asociación de Empleados Fiscales e Ingresos Públicos. “No tengo una cuenta exacta de cuántos somos todavía porque todavía llegan talentos, no hemos podido hacer audiciones por la cantidad de gente que ha llegado de manera desordenada” afirmó Omar Zambrano, fundador y director ejecutivo del proyecto. En un principio 35 músicos, hoy planean llegar a los 150 integrantes de distintas partes del mundo.

Después de algunos breves avisos de Zambrano un joven levanta la mano, se arremanga la camisa y pregunta si se pueden abrir las ventanas. “Nos estamos muriendo de calor y nadie dice nada”, agregó el integrante de la orquesta. “¿Vamos?”, pregunta el maestro. Del silencio profundo empiezan a sonar la sinfonía número 9 de Dvorak, New World. Primero los violines, luego se prende el aire acondicionado como si fuese un instrumento más y le siguen las demás partes. Jooyong Ahn detiene a los músicos e insiste con un tarareo como debe sonar la partitura.

Latin Vox Machine surge en el 2017 siguiendo los pasos del sistema nacional de orquestas y coros juveniles e infantiles de Venezuela. Su objetivo es generar espacios para la enseñanza, promoción y profesionalización de talentos artísticos de Latinoamérica, no solo de Venezuela a través del intercambio de conocimientos y experiencias con artistas y organizaciones de todo el mundo.

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El sol entraba por un rincón de la sala que la cortina azul no lograba tapar. Ya cuentan con ese lugar fijo para ensayar todos los domingos, pero en un principio Omar prestaba su living para practicar. “Ya éramos muchos, entonces nos dividíamos en grupos de diez personas. Un día ensayábamos diez, otro día otros diez y así” compartió Verónica, una de las cellistas de la orquesta.

Ya tres y media y algunos integrantes siguen llegando. En una mezcla de Español, italiano e inglés el maestro hace algunos comentarios que Omar le pide a Gabriel que traduzca. “Las maderas están corriendo” dice el primer violín. En eso entra un niño con un estuche y saca una trompeta dorada. Se sienta al lado un trompetista y comienza a seguir la partitura. “Estoy tocando con la orquesta y siento que por un momento me transporto a cuando tocaba alla en Venezuela en la sala Simon Bolivar, me da escalofrios y todo” afirmó Verónica.

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Terminan de tocar la parte que correspondía y el maestro los felicita, todos aplauden y comienza a escucharse un murmuro en la sala. Boris Jerbic, el director administrativo, aprovecha para agradecer a sus donantes. 16.30 cual reloj cronometrado el director para y pregunta "¿Un break de 15 minutos?". Aunque todos acceden muchos instrumentos siguen sonando. 16.45 vuelve a su lugar y espera que hagan silencio. En eso Jooyong reta a un violín. “No toques con la música, toca conmigo, mirame a mí, esto – agarra una partitura – son un millón de notas pero ¿cómo sabes lo que tengo acá? – se señala al pecho – Confia en mí, hago esto para ganarme la vida”, afirmó el maestro.

“Con cada uno sentado en su silla, siguiendo la partitura y tocando puede salir algo perfecto, bueno y correcto, pero nunca algo mágico o conmovedor para el público” aseguró Verónica.

“Hoy no faltaron partes, ¿no?” pregunta Omar. Termina el ensayo y todos se levantan, ayudan a acomodar, algunos se van y otros se quedan hablando entre ellos. Aquellos quienes fueron por primera vez son invitados a quedarse en la orquesta, pero aclaran que para la semana próxima ya no habrá cupos.

La orquesta que lleva su nombre por la voz latina que no se escucha pero que debería ser más escuchada y por la maquinaria de talentos que pretende generar, se presentará el 9 de octubre. El evento tiene como finalidad la celebración de su aniversario de un año y tendrá lugar en el Teatro del Globo.

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El maestro Jooyong Ahn, nativo de Corea del Sur, se comunica con los integrantes de la orquesta en una mezcla de español, inglés e italiano. (Fuente: Joaquín Guerra).

La orquesta, conformada por un 80% de venezolanos, planea llegar a los 150 integrantes el año entrante (Fuente: Latin Vox Machine).

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